En casi todos los sexólogos persiste una vocación científica, porque se intenta satisfacer la curiosidad, el saber que existe detrás de la leyenda, el mito, la literatura, la pulsión, que sucede en nuestro cuerpo y cómo podemos tratarlo.

En mi caso la curiosidad científica me acompaña desde siempre y aunque aplicada a diversas materias en este momento tengo la oportunidad de poder desenvolver un proyecto en el marco de las Becas Erasmus +.

La entidad que me acoge es el Hospital S. Camillo de Lido de Venezia, un IRCCS, es decir, un instituto de investigación donde los pacientes, en este caso con enfermedades neurológicas, pasan largos periodos de tiempo ingresados, lo cual da la oportunidad al paciente de realizar largos procesos terapéuticos y enriquecer al mismo tiempo el mundo de la investigación médica de manera significativa.

 

Mi proyecto piloto se basa en la aplicación e la terapia sexual a pacientes con problemas neurológicos. La intención es ver si la percepción en torno a la propia sexualidad cambia en estos pacientes.

A parte de los cuestionarios, algunos pacientes se someterán a test de estimulación visual, y la producción de imagen a nivel cerebral será medida a través de EEG, electroencefalografía.